sábado, 3 de mayo de 2008

Una noche mi cama se sublevó sin razón aparente.




















UNA NOCHE MI CAMA SE SUBLEVÓ SIN RAZÓN APARENTE



Una noche mi cama se sublevó sin razón aparente;

me hizo despertarme – a gritos -
y servirle unos pocos ácaros
que me hizo ingerir a la fuerza.

Naturalmente, los escupí
y de una simple sublevación
pasó a guerras engalletadas.
Me di cuenta, esa noche,
que jamás caí bien a mi camastro
(como le llamaba yo cariñosamente)

Hace poco, cambié de colchón;
hubo, entonces, una tregua
que duró poco - a la mínima -
estaba en mi contra, gracias a su faceta
manipuladora y tosca.
Dos contra uno ¡qué vergüenza!

Era esclavo de mi “querido camastro",
durmiendo encima mía , mientras yo, me clavaba en las costillas
la base rígida “cuyo nombre no recuerdo”
Su adicción a las siestas, no me permitía trabajar
y consumía mi tiempo...
desmejorando mi rostro con fuertes grietas.
¡No aguanto más!

Llamé a LoMónaco, una semana después,
les dije sus intenciones asesinas
y vinieron a recogerla mientras dormía, la enjaularon.
(No opuso resistencia, aún no se muy bien el porqué, digamos que se cansó de mi nocturna silueta)

Hoy, me trajeron otra (último modelo)
aunque sigo añorando el mal humor de mi cama, esas broncas,
la hacían especial...


(Madrid, Mayo 2008)
Copyright © Quenser.– Todos los derechos reservados


No hay comentarios: